Son muchas las ocasiones en nuestro día a día en las que contamos historias: cuando compartimos las cosas que nos pasan con los amigos, cuando intentamos transmitir conocimiento, como en la educación o la formación, o cuando queremos conseguir algo.
¿Quién no le ha contado la historia de su vida a un policía para que no le ponga una multa? ¿Pero qué pasa en nuestra vida profesional? ¿Podemos contar también historias?
Storytelling, el arte de contar historias
La respuesta es un rotundo SI. No solo podemos, sino que debemos. Los seres humanos estamos preparados para entender la realidad que nos rodea en forma de relato. Si el objetivo de la comunicación, grosso modo, es que la persona que nos está escuchando nos entienda, tenemos muchas más posibilidades de conseguirlo si le transmitimos la información en forma de historia. Es decir, es mucho más fácil que nuestra comunicación sea un éxito si le damos forma de relato.
¿Cómo hacerlo?
Porque en nuestra rutina cotidiana es de lo más normal que contemos anécdotas, pequeñas historias, chistes… pero en nuestra vida laboral tenemos la impresión de que si recurrimos a contar un historia pareceremos menos profesionales, o no nos tomarán en serio, o incluso podemos llegar a ser aburridos o indiscretos. Nada más lejos de la realidad.
Para que la comunicación sea eficaz, lo primero que hay que intentar es generar un vínculo con tu oyente o tu audiencia.
¿Y qué es un vínculo? Ni más ni menos que un nexo de unión. Algo que conecta a, en este caso, dos personas: quien habla y quien escucha. Y entre dos personas, no hay nada más potente para crear ese vínculo que decir, “hey, mira, a mí también me pasa”.
¿Y cómo podemos trasladar esto a nuestra vida laboral?
¿Cómo podemos “utilizar” las historias para generar un vínculo con nuestro entrevistador, nuestro jefe o los compañeros de trabajo?
Cuando estamos en búsqueda de empleo, en una entrevista, siempre intentamos dar lo mejor de nosotros mismos. Y ese afán por hacerlo bien, por ser la persona idónea para el puesto de trabajo, precisamente es lo que nos impide ser realmente quienes somos, ser diferentes. Y damos las mismas respuestas correctas que el resto de candidatos, sin aportar nada original y sin arriesgar.
Tres casos para usar Storytelling
En la entrevista de trabajo
¿Por qué quieres este puesto de trabajo? Puede que sea la pregunta más temida por todos los candidatos en una entrevista. La mejor manera de responderla es contando un historia. Es fácil si estás optando a un puesto de arquitecto en un estudio de arquitectura.
- Es vocacional, el relato de porqué eres arquitecto y qué te apasiona de la arquitectura.
- Buscar los nexos de unión que hay entre tú y el estudio, los puntos en común para generar el vínculo. E impregnar el relato de profesionalidad y cariño por la profesión.
Pero, ¿qué pasa cuando tu profesión no implica vocación? Puedes trabajar en cualquier sector, en cualquier empresa. Entonces tu historia no será tanto sobre el puesto de trabajo sino sobre ti. ¿Y dónde encontrar puntos en común con la empresa?
En sus valores. Su trayectoria. En todo aquello que te parezca interesante de ella y que compartas.
En una reunión
Otro de los casos en los que te puede resultar muy útil aplicar técnicas de storytelling es en una reunión. Por ejemplo, para explicar a los compañeros una idea.
Imagina que quieres hacer unos cambios en tu departamento. Quieres establecer una serie de reuniones semanales. Cuenta una historia que narre las bondades de tus objetivos para esas reuniones. Como generan confianza, buena comunicación, trabajo en equipo. Te pueden servir casos de éxito, experiencias previas, o incluso si ya has sondeado a tu equipo con la idea, las impresiones que te han dado al respecto.
En una presentación
También es muy útil el Storytelling para elaborar una presentación. Imagina que eres comercial. Y tienes que introducir un producto nuevo. Si empiezas con las bondades del producto, aunque las tenga, probablemente ya tu cliente se ponga a la defensiva. Pero si empiezas hablando de él, de su negocio, de los años que lleva contigo, de anécdotas que os han pasado. Y si comentas que en estos últimos tiempos crees que se podría mejorar esto o aquello y que tú, con tu nuevo producto, puedes ayudarle a conseguirlo, la cosa cambia, ¿verdad?
Contando una historia generamos emociones. Y las emociones son los elementos que crean el vínculo que facilita la comunicación entre dos personas. A veces, en nuestra vida profesional, olvidamos que quien tenemos enfrente, puede que sea nuestro jefe, nuestro cliente o un entrevistador. Pero también es una persona. Una persona que puede entender nuestros deseos, nuestros miedos y nuestras aspiraciones, a través de nuestras historias.
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