Hace ya unos 16 años, el colegio de mi hija nos mandó una circular donde nos anunciaban que iban a empezar a trabajar la educación emocional con los peques. Me encantó la idea y me creó curiosidad.
Emociones… algo que sentimos desde que estamos en la barriguita de nuestra madre hasta que morimos y resulta que, por primera vez a mis 37 años, tomaba consciencia de que las sentía. Ese fue mi primer contacto con lo que ahora sé que se llama: inteligencia emocional.
Pero vayamos paso a paso:
¿Qué es una emoción?
A mí me gusta definirla como una respuesta de todo mi organismo a un estímulo externo o incluso a un propio pensamiento. Es mi cerebro emocional, mi sistema límbico, el que genera emociones de forma automática e inconsciente y estas suelen ser de corta duración y será, casi paralelamente, que mi córtex prefrontal comenzará a elaborar pensamientos que generarán nuevas emociones en mí, esta vez ya desde mi cerebro consciente. Todo un proceso sofisticado y maravilloso que me va a hacer ver y sentir la vida de una u otra forma.
Pero estas emociones no nacen de forma gratuita: mi personalidad, mis creencias, todo aquello que tengo en mis memorias van a hacer de filtro y sentiré una u otra dependiendo de cómo sea yo. Si me considero una persona optimista, seguro que generaré emociones más positivas que si soy pesimista, ya que el miedo o incluso la inseguridad me harán sentir emociones negativas que poco me van a ayudar.
Regular las emociones, saberlas escuchar y sentir que vivimos en coherencia entre aquello que sentimos y aquello que pensamos es un entrenamiento de toda una vida. Por tanto, es necesario ponernos manos a la obra.
¿Y para qué me sirve gestionar correctamente mis emociones?
Pues para mejorar nuestra actitud general delante de las adversidades que se nos presentan.
- ¿Estoy en búsqueda de empleo?
- ¿Tengo que cambiar algo en mi empresa?
- ¿Quiero emprender y eso me genera miedo?
Las emociones no sólo afectan a nuestros estados de ánimo, en realidad son sustancias químicas dentro de nuestro organismo que nos pueden favorecer o perjudicar. Estados emocionales alterados, que duren en el tiempo, nos pueden acabar enfermando.
Gandhi nos regaló estas preciosas palabras que quiero compartir:
“Mantén tus pensamientos en positivo, porque tus pensamientos se convertirán en tus PALABRAS.
Mantén tus palabras en positivo, porque tus palabras se convertirán en tus ACTOS.
Mantén tus actos en positivo, porque tus actos se convertirán en tus HÁBITOS.
Mantén tus hábitos en positivo, porque tus hábitos se convertirán en tus VALORES.
Mantén tus valores en positivo, porque tus valores se convertirán en tu DESTINO.”
Preciosa reflexión. Pero quedémonos con la primera frase: «Mantén tus pensamientos en positivo, porque tus pensamientos se convertirán en tus palabras.» ¿Y cómo controlo al pensamiento? Si mis pensamientos son fruto de mis emociones y mis emociones se modelan en base a mis creencias y mi escala de valores: ¡revisemos nuestras creencias!
¿Qué tengo en mis memorias?
¿Qué tipo de creencias limitantes me frenan a avanzar y por el contrario que hay en mí que me empuja a seguir adelante?
Entrénate para detectar qué creencia o creencias se interponen entre tú y tus sueños, ve y busca todo aquello que has hecho bien y revisa cómo lo hiciste y cómo te sentiste. Anota a diario qué emociones no has podido controlar durante el día y qué creencias han estado en juego.
Piensa en tus miedos e intenta darles sentido. El miedo que siento por prudencia siempre es bueno, pero el miedo irracional que no se sustenta en nada real y que me frena a avanzar, ese debemos eliminarlo poco a poco al igual que el miedo a volver a intentar algo que un día nos hizo sufrir.
Entrénate cada día para detectar todo aquello que no te ha hecho sentir bien y ponle consciencia, el cambio no es rápido, pero se consigue con ilusión y perseverancia.
Una mirada positiva y un estado emocional adecuado cambian la percepción de nuestro bienestar personal y nos ayuda a enfrentarnos a nuevos retos.
¡¡¡¡Tú puedes, no tengas ninguna duda!!!!
Aquí tienes el post del programa para que puedas escuchar las explicaciones de María.
- Emociones y sentimientos. ¿Son lo mismo? - 26 febrero 2019
- La Atención - 26 febrero 2019
- ¿Dónde están mis memorias? - 22 octubre 2018