Para cualquier nativo de fines del siglo XX y lo que llevamos del XXI debe ser inimaginable cómo pudo haber sido la comunicación muchos años atrás. La tecnología ha venido a ser una aliada en el desarrollo de la sociedad y claramente, también en muchos temas de gestión y transformación organizacional. Las ventajas son muchas pero no deja de tener sus propios inconvenientes. Y tras de eso, sumemos una pandemia a la ecuación.
La comunicación usando los medios digitales podría parecer más fluida, son embargo, también es un tema al que debemos poner atención, a fin de eliminar las barreras y dificultades que nos produce la distancia física y, más bien, que la coyuntura nos sirva para mejorar la comunicación y la unidad del equipo. Acá hay tres ideas que podemos valorar para nuestras organizaciones:
1. Facilitar una cultura de preguntas
Los liderazgos tradicionales tienden a sentirse cómodos dictando órdenes e instrucciones y que el equipo se las apañe con el resto. El problema es que al haber algún inconveniente, la gente se paraliza, procastina y se provocan demoras que terminan afectando el proceso. Facilitar una cultura de preguntas permitirá que haya una fluidez en el intercambio de información y un espacio continuo de mejora organizacional al existir la posibilidad de estar claro ante las tareas y lo que se espera de cada quien.
2. Puertas abiertas
La ausencia de la comunicación verbal y cara a cara, no a través de una pantalla, en ocasiones podría conducir a una desmejora de la comunicación efectiva en general. Para atacar esta situación, se deberían programar espacios regulares para conversaciones formales a nivel individual, donde también exista la confianza de no ser tan formal en la conversación. Así habrá espacio para desahogos e intercambio de ideas.
3. No se exceda con los emails
Un estudio de la consultora McKinsey del 2012, citado por la revista Vogue de España, detallaba que un profesional promedio emplea el 28% de su tiempo laboral a revisando y contestando emails. Y ojo, son datos antes de la pandemia. El email es una herramienta útil, pero pasa a ser una droga que nos consumirá si cedemos ante su poder adictivo. A veces puede ser más efectiva una reunión donde haya una comunicación efectiva y posteriormente un pequeño email con los detalles importantes, a un intercambio de emails con información dispersa entre los encabezados de reenvío.
Atrevámonos a unirnos a pesar de la distancia y las pantallas. Nuestros equipos lo agradecerán.
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