La entrevista de trabajo es una de las últimas de las estaciones en el proceso de búsqueda de empleo. En ella desvelamos muchos aspectos que hasta entonces no hemos podido mostrar.
A partir del caso de Luci,que nos ha llegado propuesto por correo electrónico, os dejamos el vídeo para que podáis escuchar a Jordi Muñoz y ver en vivo su respuesta a las dudas planteadas.
A través, por ejemplo, del currículum vitae o de la carta de presentación hablamos de nuestros conocimientos (formación que tenemos) o de nuestra experiencia (nuestro saber hacer). Pero hay otro currículum oculto que sólo aparece en la conversación en persona. Porque precisamente son dimensiones humanas las que entran en juego: nuestros comportamientos, actitudes, aptitudes, motivaciones, visiones, peculiaridades,…
La entrevista como superación
Acostumbramos a relacionarnos con esta estación, la entrevista, como una prueba en una sola dirección: me están examinando para saber si valgo. Además de la necesidad de un trabajo, se añaden otras exigencias, como el hecho de querer encajar o ser aprobad@s por la mirada de l@s demás.
Son, por tanto, muchas las presiones que están en juego ese día y hacen que nos olvidemos de lo más importante. Ese día también es una oportunidad para mostrar lo que somos. Porque esa entrevista no es un hecho aislado, una prueba final, sino una puerta de entrada. Una puerta que se abre no sólo porque valgamos o no (son muchas variantes las que están en liza). Una puerta a no sólo una oportunidad laboral, sino a la posibilidad de realizarnos profesional y personalmente, y de construir una relación cotidiana donde invertiremos tiempo, energía y dedicación.
Pregúntate a ti mismo y analiza
¿Qué tal si cambiamos la mirada y somos nosotr@s l@s que entrevistamos? ¿Qué tal si en lugar de ponernos nuestra nota en función de la selección, analizamos antes qué nos ofrece ese lugar de trabajo?
Quizás entonces nos atreveremos a poder mostrar nuestra mejor versión. Mostrar nuestro potencial competencial y motivacional en la entrevista. Atreviéndonos a ser, a pedir y a ofrecer en la entrevista. Cuando conectamos con esa autenticidad, independientemente de ser seleccionad@s o no, seguramente habremos superado la entrevista más importante, la primera: la de aceptar y abrazar la versión que somos.
Y a propósito de lo que somos. Nosotr@s no somos sólo lo que hemos sido hasta hoy, ni lo que creemos que somos. Somos quienes queremos ser. Somos nuestros aprendizajes, somos nuestros sueños. Esa línea de puntos, suspensiva, todavía por desvelar, es quizás la más importante a tener en cuenta antes, durante y después de una entrevista.
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